Ficciòn y dicción
Desde el mismo
inicio, desde la primera palabra, desde ese ya archiconocido “¡Alumbra lumbre
de alumbre, Luzbel de piedralumbre!”, Asturias ya deja muy clara su
voluntad de que el libro será un festival narrativo asentado en todo el poder
de la lengua con la que se expresa. Ese primer párrafo define gran parte de la
utilización del lenguaje en la novela: la sinestesia, el empleo de la utilidad del
adjetivo para conformar la personalidad de los personajes.
Estilo.
El Señor Presidente
nos introduce en un mundo caricaturesco de una ciudad oprimida. La
descripción es un arte elaborado con grandes resultados, es magistral la
descripción del sórdido ambiente humano que se congrega en las
cercanías del “Portal del Señor” en el Capítulo I o los repugnantes
personajes de “el Dulce Encanto” del Capítulo XXIV. Asturias utiliza un
procedimiento de caricatura, de exageración, de reducción de seres
humanos al nivel de animales o de títeres para conseguir el efecto de
una grotesca pesadilla. En el punto opuesto, la realidad se combina con
la fantasía del autor para reflejar la idiosincrasia y las costumbres de
los personaje